DEFECTOS DE UN EGO

Cuando alguien te decepciona, la parte difícil no es llegar a perdonar el porque u olvidar el como, sino sacarte de las entrañas lo amargo de tal desengaño.
No caer víctima de tu propia ira.
Controlar los devastadores efectos de un rencor que nace a demasiada profundidad desde dentro de uno mismo.
Ser capaz de dejar al tiempo lo que la razón no puede o no sabe sanar.
Sobrevivir al peso de las ilusiones derrumbándose sobre ti.

En eso ando metida desde hace unos meses, rehabilitando partes rotas de este ego, y no es nada sencillo, la verdad, pues al orgullo, cuando se le hiere, no entiende de fidelidad, la mente, no sabe perdonar, y el corazón, no puede olvidar.
Pero aliviar estos sentimientos no es una opción, sino una obligación personal.
Y aunque de mi, y de la historia que me ha traído hasta este momento, solo queda en pie una larga y tóxica lista de preguntas envenenadas por el engaño y la culpa, tengo promesas que cumplir. Por mi, por ella, y por un efímero nosotras.
Todo lo demás queda como insalvable, demasiado podrido, o sin necesidad de ser sometido a tratamiento.

Hay un limite, o al menos yo lo tengo mas que claro y definido, entre ser tonta porque me importas, a serlo porque me estés tomando por imbécil.
Se de sobras que soy perfectamente imperfecta, y que mis defectos me hacen mas cercana al desastre que a lo bueno, pero he conseguido aceptarme a base de muchísimas peleas personales y excesivas introspecciones demasiado profundas y rebuscadas hasta para los mejores psicólogos.
Aun y así, creo que lo poco bueno que soy capaz de ofrecer como ser humano, no se merece de nadie y por nada, el desprecio. Con no tomarlo, es suficiente.
Y aunque rara vez tengo problemas con alguien, soy así de pasiva, y que mucho hay que pinchar para lograr que esta rubia salte fuera de sus casillas y tenga ganas de arrancar cabezas, a veces ocurre.
Es entonces cuando estalla un pequeño "basta" en mi cabeza.
Es entonces cuando se me acaba la paciencia. La comprensión.
Llegado ese momento, cuanto he podido confiarte, lo exijo de vuelta. Y tu, eres desterrado al olvido para siempre.

Hoy se repitió, por partida triple, una de las peores situaciones en las que me he visto con demasiada frecuencia últimamente. Se me tomo por esa tonta e idiota manipulable que se preocupa inevitablemente en exceso por quien, visto lo visto, no debió.
Se me ha reprochado, nuevamente y entre otras cosas que no logro nombrar sin hablar mal, de pecar de un terrible egocentrismo por mi parte.
Y por ahí, no paso.
No estoy dispuesta a perder el tiempo con quien no quiere entender que, aunque mal, soy así.
Ni mucho menos a dejarme engañar de nuevo.
Pues hay mil maneras de solucionar un problema, y mas si lo tienes conmigo. Elegir la mala, queda bajo tu responsabilidad, no tras mi egoísmo.
Una norma de convivencia tan sencilla como lo es respirar; " No me pidas respeto, sino me lo vas a tener".

Que queréis que os diga.
Ando demasiado ocupada sonriendo a todas horas y sin motivos (aparentes), para preocuparme de quien no lo hace por mi. Y se que hay demasiados problemas verdaderos en esta vida, para andar mintiendo, exigiendo, y ofendiéndose por cosas que una simple cerveza podría haber arreglado.

Me duele todo el cuerpo, pero me levanto.
No reconozco mi propio reflejo en el espejo del baño. Me echo las manos a la cara. A la cabeza.
Siento el desaliento correr por mi cuerpo. Por mis venas.
Las repaso con la yema de los dedos como si pudiera palparlo en ellas. Como si fuera real. "¿Lo es?" dudo.
Café. Y sándwich. Otro café. Unos cuantos sándwiches mas. No es hambre. Es gula. Vacio.
Arrastro los pies. Pesados. Desnudos. Desnuda.
Deambulo sin encontrar un rincón donde dejarme caer a gusto.
Vuelvo a la cama y empiezo a desmontar esos miedos que ocupan de mas. Demasiado, tal vez.
Ronroneo.
"Querer y no poder", pienso. "Poder y no querer", pataleo. "Que constante mas fatídica", sucumbo.
Y al fin, las dichosas palabras perdidas.
"Extraño la confianza de una compañía que da sentido a mi locura." admito.

Huyo de la cama antes de ser devorada por mis propios pensamientos.
E intento cubrir cualquier rastro de ellos con la radio a todo volumen. Saltando de emisora en emisora. De canción en canción.
"!!Eres como Roma!!", maldigo en voz alta, "todos los caminos me llevan a ti".
Cinco pares de ojos me observan confusos. "Ya lo se, Roma no se construyo en un día" razono.
No pretendo levantar un imperio, aunque libre batallas en mi interior como si dependiera de ello.
" Son solo viejos fantasmas" sentencio.
"Dejaste de asustarte hace mucho tiempo, vieja" me animo " Y queda poco dolor en este mundo que pueda dañarte."
Instintivamente, busco madera a la que abrazarme. " Poco, no es nada" me recuerdo.

Sin saber muy bien ni como ni porque, me pierdo de nuevo entre cigarros y café.
Me envuelvo en palabras ajenas sin poder negar, que aunque no son las mías, han tenido su paso por este ego.
"Si pudiéramos hablar de corazón a corazón" fantaseo.
Pero ahora mismo soy demasiado débil. Y vulnerable. Y desconfiada.
Soy tan patéticamente cobarde, que buscare consuelo ilegal en recuerdos prohibidos.
Vuelve a mi mente un consejo; Omitir no es mentir.
Reedifico, defecto a defecto, partes de mi para que esas palabras encajen. Deben encajar.

La sombra de un error pasado queda anclada en mi mente. Inamovible. Inalterable.
Regreso sobre mis pasos a la cama. Prefiero la crueldad de mis sentimientos a la pena de una culpa por haber amado demasiado.
"¿Se puede amar demasiado?" me pregunto.
No es que me arrepienta. Es que me dolió.Y el eco de tal dolor necesita su propio tiempo para disiparse. Desaparecer.
Y las necedades cometidas en su nombre, también.
Quedan pecados aun sin confesar. E inconfesables, lo admito.
Me falta valor para reconocerme en ellos. " Y te sobra inmoralidad para cambiarlos aunque pudieras" me riño.

Me sorprendo deslizando mi mano cuello abajo. Pecho a través.
"Sal de la cama, ya!" me ordeno.
Miro la hora ( 8:20 am).
Compruebo de nuevo mi reflejo.
" Que tengas un buen dia" me dedico "Aunque sea un día de esos".

Vuelvo a ser presa irremediable de mis propios pensamientos.
Victima de la arrogancia de cada uno de mis deseos.
De una barbaridad de sentimientos ilegítimos.
He vuelto al desvelo por una estúpida necesidad, revolviéndome sobre las mismas palabras noche tras noche.
Ahora no las encuentro. (suspiro).!!Las tenia!! (gruño)
Tenia las palabras exactas. No, mejor, tenia las palabras perfectas para poder explicar cual es mi situación actual (¿o debería decir "era"?).
En cuanto me he plantado enfrente de la pantalla, tanto vacío, y en blanco, me ha acobardado.
No es la primera vez, la verdad. Ni la segunda. Y mucho menos la ultima. Lo se.
Pero es distinto. Soy distinta. ( Y mientras pienso en como explicar porque, la mente se pone a saltar de un pensamiento a otro ).
¿Y si mis valores ya no fueran los míos.?¿Tengo derecho a cambiar? ¿Tanto?. ¿Y si esta volviendo a pasar ?¿Y si he vuelto a perder algo?
Vuelvo mentalmente sobre mis pasos en busca de( ti )algún error.
¿Y si no lo hay?¿Y si ese es el problema?(Y si, y si, y si...cualquier escusa es buena con tal de caer ).
Quizás, lo único que ocurre es que no ocurre nada.
Iré preparando el salto, por si acaso
Sigo sin encontrar las palabras (ni el error ).
Llevo días así. Y es agotador.
Deambulo sin rumbo entre la lógica mas prudente, sensata, y metódica, y una soberbia anarquista sin limites ni barreras.
Con la misma constante tras cada paso; ¿Y ahora qué ?
Pues ahora nada. Ni ahora ni después, como ya fue en otro antes.
Que de tanto hablar del pecador, me quedé sin pecado.
Creo que me sobran preguntas. ( Se que me faltas tu )
Será que es demasiada la verdad que temo desatar si equivoco mis palabras.
Será que sigo encadenada a una parte de mi, sin lugar en este presente.
"El miedo y la locura jamas fueron buenos amigos" me recuerdo.
¿Y si todo lo que necesito es solo eso? Un punto medio entre tan poca demencia y excesiva realidad.
Quitar la red de mi salto. Pasar de los equilibrios a las acrobacias.
Cambiar...

Hola!. Soc la Isa. Tinc 27 anys, soc soltera ( si , he dit soc, i no estic ), comparteixo pis amb dues gosses i tres gats, i quan no soc a casa connectada a Internet o jugant a la Play, es perquè he sortit amb els meus amics. Apart dels animals i la meva gent, també m´agrada escoltar musica, el cinema, llegir, patinar, quedar per fer unes cerveses, o un cafè, i tenir una bona conversa.

Hola! Soy Isa. Tengo 27 años, soy soltera ( si, dije soy, y no estoy ), comparto piso con dos perras y tres gatos, y cuando no estoy en casa conectada a Internet o jugando a la Play, es porque he salido con mis amigos. Aparte de los animales y mi gente, también me gusta escuchar música, el cine, leer, patinar, quedar para tomar unas cervezas, o un café, y tener una buena conversación.

La relació amb la meva família crec que es la normal, amb el temps hem aconseguit un equilibri entre el que ells volien i el que jo necessitava, i la quantitat perfecte de malentesos per cada mostra excessiva d´amor familiar.
La feina em porta de cap i per ella no tinc ni temps ni son.

La relación con mi familia creo que es la normal, con el tiempo hemos conseguido un equilibrio entre lo que ellos querían y lo que yo necesitaba, y la cantidad perfecta de malentendidos por cada muestra excesiva de amor familiar.
El trabajo me trae de cabeza y por el no tengo ni tiempo ni sueño.

Al llarg de la meva vida m´han decepcionat persones que no ho haurien d´ haver fet, he patit pèrdues, m´han trencat el cor, i ho he passat fatal quan jo n´he trencat algun, m´oblido de la vergonya si em passo de copes, no tolero la violència ni la falta de respecte, i no em sento còmode entre massa gent. Tinc les meves manies, i les meves pròpies pors.
Possiblement i arribat a aquest punt, he d´admetre que hi ha una cosa que em pot fer diferent a tu, doncs resulta que m´agraden les dones.

A lo largo de mi vida me han decepcionado personas que no deberían haberlo hecho, he sufrido perdidas, me han roto el corazón, y lo he pasado fatal cuando yo he roto alguno, me olvido de la vergüenza si me paso de copas, no tolero la violencia ni la falta de respeto, y no me siento cómoda entre demasiada gente. Tengo mis manías, y mis propios miedos.
Posiblemente y llegado a este punto, debo admitir que hay algo que me puede hacer distinta a ti, pues resulta que me gustan las mujeres.

I tu, qui ets? Com ets?
Jo, a mes de dona lesbiana, soc moltes mes coses!! Soc filla i germana, cosina, tieta, neboda, amiga i ex-amant.
Tinc una historia, suposo que com tu, que m´ha fet qui soc ara mateix, i un camí que m´ha portat fins aquest moment, ambdós molt mes antics que la meva pròpia existència. I tot i que per la condició de ser adoptada, no conec l´origen de la meva sang, si conec el de la meva família. Un parell de segles plens de histories, de costums, de celebracions, de creences, i records, heretats, generació rere generació, des de l´orgull i la felicitat de compartir cada un d´ells.

Y tu, ¿quien eres? ¿Como eres?
Yo, ademas de mujer lesbiana, soy muchas mas cosas!! Soy hija y hermana, prima, tía, sobrina, amiga y ex-amante.
Tengo una historia, supongo que como tu, que ha hecho de mi quien soy ahora mismo, y un camino que me ha traído hasta este momento, ambos mucho mas antiguos que mi propia existencia. Y aunque por la condición de ser adoptada no conozco el origen de mi sangre, si conozco el de mi familia. Un par de siglos llenos de historias, de costumbres, de celebraciones, de creencias y recuerdos, heredados, generación tras generación, desde el orgullo y la felicidad por compartir cada uno de ellos.

A aquestes alçades de post s´em complica l´argument.
Per si no te n´has adonat, no m´agraden les reivindicacions radicals ni extremistes.
Se que el respecte per un altre persona no es una obligació, sinó un dret inalienable de cadascú, i es des d´aquest mateix respecte que sempre m´ha acompanyat, que no comprenc perquè de nou, la meva identitat i la meva historia, resulten una molèstia per algú. No entenc d´on reneix aquesta intolerància ni quina part dels meus records, sentiments, i manera de viure pot provocar-la. I el que mes em preocupa es començar a creure que la diferencia es origen i causa del rebuig.
Pero se per experiència que la intolerància es cosa de ignorants, i tinc la certesa de saber que, per mes orgullosa que em senti de ser Catalana, ni es tot el que soc, ni ho únic que compte per tu.

A estas alturas de post se me complica el argumento.
Por si no te has dado cuenta, no me gustan las reivindicaciones radicales ni extremistas.
Se que el respeto por otra persona no es una obligación, sino un derecho inalienable de cada uno, y es desde este mismo respeto que siempre me ha acompañado, que no comprendo, porque de nuevo, mi identidad y mi historia, resultan una molestia. No entiendo de donde renace esta intolerancia ni que parte de mis recuerdos, sentimientos, y manera de vivir puede provocarla. Y lo que mas me preocupa es empezar a creer que la diferencia es origen y causa del rechazo.
Pero se por experiencia que la intolerancia es cosa de ignorantes, y tengo la certeza de saber que, por mas orgullosa que me sienta de ser Catalana, ni es todo lo que soy, ni lo unico que cuenta para ti.

Era cuestión de tiempo.
Tarde o temprano, debía volver a ocurrir.
Cuando un corazón late asfixiado por desear otra piel, sin soledad que pueda calmar tal sed, esta condenado a latir errante hasta que su propia lujuria termine por consumirlo, sin sinceridad que valga, ni ética a la que recurrir, ni hipocresía que se lo merezca, ni miedo que pueda detenerlo.
Y para un corazón de latir errante, no hay mas esperanza que la de soñar.
Que mientras sueña, no hay tentaciones por las que consumirse. Solo fantasías con las que delirar.

Mi corazón, cuando delira, delira a lo grande.
Ilógico, desafiante, y engreído, juega a ser jugador entre jugadores. Un bufón entre Reinas. Un peón entre Damas.
Sin voluntad, ni anhelo por tenerla, se entrega sin reparos ni vergüenza alguna a las mentiras de la seducción, engañado por el tacto de una piel, por el sabor de unos labios, por la intensidad de una mirada, por las intenciones tras una voz, tras cada palabra.
Arrastrado por una cascada de indecencias, pecados y obscenidades, se rinde ignorante y sin remedio, a los placeres ilusorios de un recuerdo. De un momento. De un roce.
Y roce a roce, alimenta su propia vanidad.

Mi viejo corazón es un vanidoso, pero del tres al cuarto.
Eso no le resta defecto. Solo le otorga cierto patetismo, y un toque de necedad, a su ya consagrado desacierto.
Experto en grandes delirios de lujuria, renuncia ansioso de sus propios propósitos por soñar con las caricias que, aunque errante, lo hacen latir.
Y sueño a sueño, se enreda de nuevo en su propia espiral de demencia.
Sin comprender que las Reinas solo quieren bufones para reír.
Incapaz de aprender que las Damas no se juntan con peones.

Aquí me crié. Entre huertos, almendros, viñedos y hormigas.
Un pequeño pueblo cerca de Vilafranca del Penedes y que en los últimos veinte años ha aumentado su población en 50 nuevos habitantes. Ahora son cerca de 70.
Cuando era pequeña nos contábamos por familias. Cuatro en total para cuando tenia 7 años. La familia del colmado, la de la peluquería, la del taxista/mecánico, y nosotros, los del huerto.
Una vez al año, la familia nos reunimos en el pueblo. Como hoy.
Y como cada año, a la vuelta, vengo de lo mas tontorrona de nostalgia y melancolía.

Son tantos recuerdos los que tengo de cuando vivía allí.
Pero lo especial es que todos, incluso los malos, son tan buenos.
Eramos 4 personas para una casita de apenas 20 m2 que mi padre levanto ladrillo a ladrillo con mi madre embarazada de mi hermano. Una parcelita de tierra árida de unos 60 m2 en la cima de una colina, con pozo, porque no llegaba el agua corriente, y dos pinos que siguen allí. Uno para cuando nació mi hermano, otro para cuando yo llegue. Cocina camping-gas, dos literas, y lo que mi abuelo defendía orgulloso como una supuesta chimenea para calentar las cuatro paredes, y el agua para la ducha.

Los inviernos eran muy duros. Y la sopa de tomillo nunca faltaba en las cenas.
Cuando ni la sopa nos quitaba el frío, bajábamos a casa de los abuelos. Cuantos olores me vuelven de repente a la cabeza; la leña ardiendo en la chimenea de la cocina, el jabón casero de marsella en pastilla, el guiso de mi tía abuela, el olor a mimbre del sofá, incluso puedo sentir el frió de la encimera en la palma de mi mano, y el peculiar y consistente ruido de los platos, hechos de un cristal color marrón. También me acuerdo del picor de la ropa de lana que mi abuela nos tejía.
Pero si en invierno faltaba calor, en verano pasábamos los días deseando que llegara el invierno.
Cambiábamos la sopa por el gazpacho, y la ducha por la manguera del huerto.
Iba todo el día con la bici pegada al culo, y yo, pegada al culo de mi hermano.
Para comer, nos reuníamos en el huerto, y luego, siesta a la sombra del primer almendro que pillaras cerca cuando te daba el sueño.

No sabría decir si, de todo aquello, lo que queda hoy en día es demasiado poco o demasiado viejo.
La casa de mis abuelos, que fue de sus padres antes, y de sus abuelos primero, ya no queda ni el numero de la calle, y en su lugar, levantaron cinco casas adosadas unifamiliares.
El huerto, bueno, sigue teniendo sus almendros, y para setiembre tocara subir y recoger fruto. Pero solo es eso, un huerto de almendros que apenas dan sombra, entre casas y apartamentos.
De nuestra choza quedan tres de las cuatro paredes. La que falta, es actualmente una brecha de 2x2 , que los hijos de las nuevas familias usan para entrar y salir a sus anchas sin importarles que una vez eso fue un hogar.

Lo bueno, y lo que no puedo negar, es que hay cosas que no se olvidan.
Que jamas se podrán olvidar. Por mucho que pase el tiempo.
Los caracoles siguen invadiendo el huerto, y mi tío, sigue hasta las narices de ellos.
Lo mejor contra el calor, ha vuelto a ser la manguera.
Las almendras, tan crudas como siempre para esta época.
El agua corriente no llega hasta la colina. Ni la luz.
Y sigue creciendo tomillo para la sopa.

No me queda otra que admitirlo. Por mucho que me pese o se ofenda mi estúpido orgullo.
Me ha vencido la realidad.
Y no hablo de evidencias. Sino de razones.
De esos pensamientos que te invaden cuando estas sola.
Hablo de esos sentimientos que nacen en tu interior cuando eres capaz de ser sincera contigo misma, y que a veces, dan puro pánico .
Es complicado explicarse. Sobretodo cuando manda el corazón. El muy canalla no da a razones, sino a sentidos.
Veintisiete años para descubrir que nunca se sabe nada del todo. Y que para cuando lo sabes, ese todo, vuelve a cambiar.
La vida es inestable, pero nos empeñamos en hacer de ella algo lógico y equilibrado. Supongo que por seguridad. Mejor dicho, por necesidad de sentirnos seguros
¿ Y cuando no hay nada que te de seguridad ?¿ Cuando no puedes confiar en nada para sentirte seguro?

El amor, demasiado volátil.
La familia, excesivamente complicada.
Los amigos, mejor sin abusar.
A veces me planteo, muy seriamente, si vale la pena seguir perdiendo el tiempo. Porque eso es lo que cuenta, ¿no?, el tiempo.
Hace tanto que dejo de pasar para mi el tiempo.
Cuando no hay medidas a las que ceñirse, no hay problemas que duren suficiente. Todo lo contrario.
Hasta la cosa mas básica, se vuelve algo irrepetible, único.
Una mirada. Un pensamiento. Una emoción. Una palabra.
Hasta un simple suspiro, es motivo de sobras para sentir alegría.
Porque de eso se trata, ¿no?, de sentir.
Hace tanto que deje de sentir.

Sin medidas de tiempo ni sentimientos que contar, creerás que no hay nada mas. No cometas ese error.
Incluso cuando estas muerto, eres algo.
Incluso cuando sabes que dos mas dos son cuatro, puedes comprender que también sean tres.
Pero esa es otra historia de la que tampoco aprenderemos nunca.
Porque el ser humano no es tan inteligente como se dice, te lo aseguro.
Si bien las mismas dudas se repiten generación tras generación, respuestas incompletas, sino banales, es lo único que heredamos.
Mi abuela decía que los humanos somos peces condenados a mordernos la cola.
Si estuviera aquí, también diría que me dejara de tonterías y cogiera el toro por los cuernos.
Mi profesora de historia diría que solo aprendemos de la historia que nunca aprendemos de la historia.
Si pudiera leer esto, me recordaría que el hombre es el único animal que tropieza, como mínimo, dos veces con la misma piedra.
Si fuera tan sencillo como tropezar. Si solo fuera cuestión de levantarse.
¿ Por que no quedarnos en el suelo?
Las cosas se ven mas de cerca. Mas cercanas.
Y la de cicatrices que nos ahorrábamos.
Para mi, eso es la vida. Te lanzas, tropiezas, te hieres, y cicatrizas. Una vez tras otra. Cicatriz sobre cicatriz.
Lo curioso es que no es la herida lo que duele. Y lo que realmente perdura es el miedo a sentir de nuevo ese dolor.
"La letra con sangre entra" decía mi abuelo.
" Avi (abuelo), ¿por que en toda su historia el hombre ha sido incapaz de aprender a saltar ? " le preguntaría.

Pues, eterna, ignorante, patosa, y malherida, pretendo coger un toro sin cuernos.
Que estupidez mas insensata, o, que insensatez mas estúpida, pensaras.
Pero recuerda; el orden de los factores no altera el producto. Y un producto puede tener varios o múltiples factores. Que lo que importa es herirse, el como ya es otra historia a gusto de cada uno.
Y la manera de curarse, también.
"Mas vale prevenir, que curar" añadiría mi madre.
¿ Te cuento un secreto? He aprendido a saltar. A saltar" pa´ lante", "pa´ tras", y "pa´ los laos" .
Porque lo importante es eso, ¿no?, aprender.
¿Te has preguntado alguna vez, que es lo que realmente se aprende de tropezar?. Yo si.
Y por eso, decidí dejar de morderme la cola, pero sin quitarle el ojo de encima.
Porque comprendí que solo necesitaba aprender de lo ocurrido que nunca nada ocurre ni dos veces ni de igual manera.
Que es tan importante no caer como saber levantarse.
Que incluso prevenir, tiene sus efectos secundarios.
Que da igual lo alto o lo lejos que consigas saltar, porque tarde o temprano te encontraras con un precipicio. Y solo al bajarlo, y volver a subirlo, podrás dejarlo atrás.
Que si te hieres, y sangras, y te duele, es porque estas vivo.

Al final de cada historia, bajo cada piedra, después de cada salto, en cada cornada, y siempre que te levantas, lo único que te queda es escribir una nueva historia, ver venir la próxima piedra, ajustar mejor tu salto, salir de delante del toro, y con suerte, prevenir la caída.
El lujo de sentir, vendrá con el tiempo.

No es tristeza lo que siento, cuando, aun hoy, lloro tu ausencia durante horas.
No es rencor lo que te guardo, porque te olvidaste de ensañarme a seguir sin ti.
No es melancolía lo que me provoca tu vacio
No es desilusión lo que me aflige si, en días como hoy, caigo en la tentación de llamarte.
Y no es pena lo que me invade al darme cuenta de que ya no estas.

Es mas. Es mucho mas.
Es la agonía de verme atrapada en esta pena que no pasa.
Es una terrible angustia desgarrándome desde las entrañas lo que me ahoga sin ti a mi lado.
Es el recuerdo de un amor eterno desterrado al ayer.
Es que no estés al otro lado del teléfono si quiero escucharte reír, lo que me rompe el alma.
Es esta maldita pena que dejaste en tu lugar.
Es el miedo de creer que a cada lagrima, pierdo una parte de ti.
Echar la vista atrás, y temer olvidarte.
Es el dolor de sentir mi propio corazón quebrarse en un millón de pedazos día tras día, recuerdo tras recuerdo. Pasar una y otra vez por el mismo infierno si de repente algo o alguien, me devuelve a los momentos que compartimos. Es saber que no volverán.

Es saber que tu, no volverás.

Cruzaste mi firmamento por casualidad, iluminando con luz propia, mi inocencia.
Y dejaste un rastro de esperanza y alegría que aun hoy me acompaña.
Tu, estrella como ninguna, que resplandeces en el cielo noche y día, que ciegas la pureza de la Luna y abrumas con tu dicha al Sol, te has convertido en mi pequeña estrella fugaz de calor y fuerza.
El recuerdo de un destello que guardo bajo nostalgia y cariño, con la fe de creer que si alargo mi mano, llegare de nuevo a ti, para devolverte cuando sea el momento, la alegría que me confías con tu centelleo.
No dejes de brillas nunca, o seremos demasiados los que nos perderemos sin tu luz en nuestro camino.

¿ Crees en el destino?
¿ O prefieres las casualidades?
¿Y si te contara que ya escribí sobre esto.?
¿Si te confesara que ya me enamore de ti, bajo otra piel y tras otro nombre.?
¿Me creerías si te contara que fue de la misma manera?

Nuestras miradas se han cruzado un centenar de veces antes.
Pero fue ayer, cuando decidiste verme.
" Isa, no? " me sorprendiste al saber mi nombre.
Tu sonrisa, cautivadora como ¿siempre?
Tu voz, grave y suave, tal como imagine.
Tus manos, agarrando mi cintura por una bebida.
Un beso perdido en el tiempo que seguiré anhelando.
Y la misma pregunta ¿ Volveré a verte?.

No sabría decir si he llegado a esta conclusión por mi situación, por ser como soy, o porque real y tristemente, todo tiene un precio.
Hoy me permití el lujo de hacer algo impensable para este ego; compartir.

No me refiero a un compartir físico, ni psíquico, ni material, hablo de lo que, desde mi punto de vista, han sido mas que palabras pues en contra de lo habitual, me confesé victima de una realidad que me aterra. Pero no es tan grave como parece, todo lo contrario. Tengo la defectuosa creencia de que todo lo bueno en mi vida lo acabo perdiendo, lo que durante años me ha tenido sumergida en una desconfianza pura y dura por cuanto y quien me rodeaba. Así fue mas o menos la cosa

Lo que empezó siendo un bajón de consecuencias casi existenciales, terminó en una madurada reflexión sobre el comienzo y fin de las cosas.
Aclarado que todo lo que empieza, acaba, decidí plantearme seriamente si valía la pena darlo todo en algo con fecha de caducidad para volver a empezar de nuevo con lo que quedara.
Tras aceptar la cruel realidad de que no era cuestión de si lo valía, sino de no poder soportarlo una simple vez mas, llegue, sin querer, a un nuevo punto de partida; aprender.
Aprender a convivir con un muro a mi alrededor.
Mentiría si no admitiera que el miedo por perderme lo que quedaba fuera de mi coraza me costó mas de una noche en vela, pero por desgracia, me vi vencida por un temor mucho superior; volver a perder.
Porque el mero pensamiento de saber que volvería a pasar por un nuevo vacío, extinguía de raíz cualquier anhelo.
Pero consciente de que ser hermética, tampoco era la solución mas equilibrada, busque refugio en esa desconfianza, para asomar, solo de vez en cuando, la nariz fuera de mis propias murallas.

Evidentemente, y una vez mas, la mente humana me sorprendió.
No solo he aprendido a vivir desde mi burbuja sin perderme ( casi ) nada del exterior, sino que valoro muchísimo mas lo poco que consigue llegarme. Y aprendido queda para siempre, el estar conmigo misma, sola.
Pero no es tanto el precio que debo pagar por mi defecto lo que me preocupa, sino el efecto de éste en los demás, sometidos a un constante y estricto escepticismo por mi parte.

Que curiosa es la cosa, que el precio a pagar por algo, venga impuesto por otro, y no por su valor.

Vuelvo a estas paginas, que me han visto crecer, y me entrego de nuevo a mas palabras para seguir haciéndolo.
Y es gracias a un simple mensaje, si, el tuyo querida lectora, que ha renacido la necesidad de llenar este espacio en blanco, y la propia exigencia por deshacerme del peso muerto de un silencio devastador.
Abrir las puertas de este pequeño ego al mundo una vez mas, aunque sea por egoísmo, por compartir una pena no tan única, o para dividir el tedioso lastre de vivir sin encontrar un lugar a salvo de mis miedos.
Para seguir contando, en definitiva, mas batallitas familiares, perdidas, fiestas, momentos inolvidables, manías y neuras.