DEFECTOS DE UN EGO

Cruzaste mi firmamento por casualidad, iluminando con luz propia, mi inocencia.
Y dejaste un rastro de esperanza y alegría que aun hoy me acompaña.
Tu, estrella como ninguna, que resplandeces en el cielo noche y día, que ciegas la pureza de la Luna y abrumas con tu dicha al Sol, te has convertido en mi pequeña estrella fugaz de calor y fuerza.
El recuerdo de un destello que guardo bajo nostalgia y cariño, con la fe de creer que si alargo mi mano, llegare de nuevo a ti, para devolverte cuando sea el momento, la alegría que me confías con tu centelleo.
No dejes de brillas nunca, o seremos demasiados los que nos perderemos sin tu luz en nuestro camino.