No tengas en cuenta nada de esto, por favor.
No hagas ni caso a un momento de debilidad como este, por favor.
No pienses ni por un segundo lo que no hago por ti, ni cuanto sacrifico.
Que yo no te importe lo mas mínimo, por favor.
No pienses cuanto estoy dispuesta a abandonar por ti y tu felicidad.
Durante cuantas horas me niego una y otra vez que tu no eres para mi.
Cuanto dejo escapar por miedo, por puro pánico.
Si al menos, si por lo menos, tuviera valor para admitir que me importas mas de lo que deberías.
Si... No lo se.... Desde que llegaste a mi vida, ya no se nada.
Pero tengo tanto por decirte... y no me atrevo.
Y paso las horas, los días, las semanas, los meses, devorada por mi propia impotencia, por la humillación que supone volverme a ver así, sentirme así, auto imponiéndome una inacabable lista de peros cada vez que me ilusiono mas de la cuenta, cada vez que tu sonrisa me llena el corazón, cada vez que tu mirada se encuentra con la mía.
Forzada a borrar la felicidad de mi rostro si pienso en ti.
Sintiendo la culpa en cada centímetro de mi piel cada vez que la mente me la juega.
¿Como se puede amar tanto algo que jamas tuviste?¿Que jamás fue tuyo?
Sentir un dolor tan agudo y tan dentro de mi que me corta la respiración, que presiona dentro, muy adentro, que me ahoga, que me asfixia, que me obliga a retorcerme en el vacío que provoca tu ausencia.
Preferir esta agonía a perderte, a dañarte, a alejarte de mi.
Seguir sin encontrar las palabras que te mereces.
Admitir que me refugio en la soledad de quererte en silencio.
Saber que no tengo nada que ofrecerte.
Y que aunque lo tuviera, no seria suficiente.
Siento no poder darte nada.
Lo siento. De verdad que lo siento.
Forzada a borrar la felicidad de mi rostro si pienso en ti.
Sintiendo la culpa en cada centímetro de mi piel cada vez que la mente me la juega.
¿Como se puede amar tanto algo que jamas tuviste?¿Que jamás fue tuyo?
Sentir un dolor tan agudo y tan dentro de mi que me corta la respiración, que presiona dentro, muy adentro, que me ahoga, que me asfixia, que me obliga a retorcerme en el vacío que provoca tu ausencia.
Preferir esta agonía a perderte, a dañarte, a alejarte de mi.
Seguir sin encontrar las palabras que te mereces.
Admitir que me refugio en la soledad de quererte en silencio.
Saber que no tengo nada que ofrecerte.
Y que aunque lo tuviera, no seria suficiente.
Siento no poder darte nada.
Lo siento. De verdad que lo siento.
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